La casi desaparecida y vilipendiada plaza del ARRIASCO bien merece un recordatorio. El topónimo existente sobre dicha plaza abarca varios siglos, y no es sino hasta la década de 1980 que desaparece al tiempo del derribo de la llamada Casa de los Pastores, ubicada en la plaza. Este lugar ha sido durante centurias punto de reunión rotxapeana, centro de ganado para el matadero de carnes de la ciudad, lugar festivo del barrio en las mecetas y escenario para el recorrido del encierrillo sanferminero, entre otros servicios.

 

El ayuntamiento de la ciudad no tiene definido su nombre como tal, como así lo atestiguan los diferentes planos de la ciudad – llamándola “de Errotazar” – cuando es conocido su viejo topónimo “Plazuela de Arrasco o Arriasco” al menos desde 1824, registrado de ésta manera en las diferentes actas del ayuntamiento. No le encontramos explicación al asunto. O tal vez sí.

 

Los molineros, por otra parte, fueron un gremio de los más antiguos de nuestro barrio. Los hubo de muy diversas clases y muy extendidos a lo largo de todo el recorrido del Runa por Jus La Rocha. El molino del Maçon (Santa Engracia), nombrado por Anelier en la “Guerra de la Navarrería” (1276) probablemente sea el más lejano en el tiempo, además de otros como el del Molino Viejo (“Errotazar”) que dan nombre al camino, el de la pólvora, destruido por una explosión en 1733, o más recientemente el de Alzugaray han movido sus ruedas con la fuerza del Runa.

 

Los “mozos molineros” como se denominaban en el siglo XVI, eran protagonistas en las fiestas sanfermineras dando “el palenque”, suerte que se ejecutaba entre varios molineros con palos y que terminaban con el desjarrete del animal. Durante varios siglos, hasta el XIX, se siguió practicando esta “suerte” festiva, siempre solicitada al Regimiento en la ciudad (Ayuntamiento) y pagada de diferentes maneras, ya fuera en reales o con la entrega del toro para su consumo. (5 Septiembre 1845): “Fueron doce y salieron en mangas de camisa, con pantalón blanco y pañuelo anudado a la cabeza”.

 

Los molineros harineros fueron, no obstante, los más tradicionales en el barrio, como el del Maçon que fue tomado por la ciudad para uso propio. Y recordaremos al de la Pólvora, explosionado en 1733 y en el que fallecieron 9 personas habitantes del mismo. Reconvertido en fábrica de papel, y más tarde, en fábrica de cerámica Talavera.

 

Un nuevo molinero, del Arriasko volverá a moverse por la Rotxapea al ritmo de la música y al paso de sus vecinos. Un gigante, del gremio de los molineros, nos acercará a este emblemático y sugerente lugar rotxapeano, que debería recuperarse.